TRATADO DEL SOCORRO DE LOS POBRES

ROSITA SILVA

TRATADO DEL “SOCORRO DE LOS POBRES” de Juan Luis Vives (1492 – 1540)

(Primera sistematización del modo de actuar par la ayuda a los necesitados)

Sociólogo, humanista, pensador moralista, filósofo, pedagogo, psicólogo y religioso, español. Nació en Valencia el 6 marzo de 1492 y fue considerado una de las personalidades más completas y representativas del llamado Renacimiento en Europa.

Es el de los cuatro aspectos a tener en cuenta dentro “del socorro de los pobres”:

Juan Vives manifiesta:

Que el gobernador de la ciudad ha de tener cuidado de los pobres; se ha de tener en cuenta de lo que pertenece al cuerpo de la república, de igual modo el magistrado a de cuidar en su república y no ser negligente; en la república no se desprecian los más débiles y pobres ya que los pobres no pueden mantener a sus hijos que están hambrientos. Por esto, igual que se renueva en la ciudad todas las cosas, se ha de renovar la primitiva distribución del dinero, esto conllevará a una mejora a la ciudadanía en general.

Dice que se les toma filiación; hay que recurrir de todas las partes a los remedios humanos, hay que prestar tratos de buena fe y buena voluntad en los estamentos. Se ha de inspeccionar cada uno de los establecimientos para revisar el porqué llegaron a ser pobres.

También hace referencia al mantenimiento de todos ellos; pobres que por su edad o por salud no puedan trabajar, indígenas, ciegos, viejos entre otros, pero todos ellos deben tener trabajo, ninguno habrá tan invalido que le falten fuerzas para hacer algo, excepto los de gravedad, se puede proporcionar trabajo en los hospitales o en las vías públicas.

También del cuidado de los niños, ya que son el futuro y la nueva ciudadanía; de que aprendan las primeras letras y buenas costumbres, ya que de este modo se formen en una educación y que no lleguen a ser mendigos. Los administradores de la ciudad tampoco deben descuidar las enfermedades, deben vigilar a los que hurtan, a las viejas celestinas a los que no retienen su castidad, a los hijos de los necesitados y al vagabundeo.

Los magistrados deben mirar por el bien de la ciudad y dictar buenas disposiciones para que se pueda llegar a un buen gobierno en el pueblo, conviene en que trabajen en cómo harán buenos ciudadanos que en cómo castigarán a los malos. Es una cosa vergonzosa que nosotros los cristianos, que tenemos como mandato la caridad, nos encontremos en nuestras calles multitud de mendigos sin hogar y sin alimento.

Se ha de tomar algunas medidas saludables para el buen funcionamiento de la ciudad, pero para ello debe haber oportunidades.

Hay tres clases de pobres: los que viven en hospitales, los que practican la mendicidad y os que resignados están y la sufren en sus casas.

Todos estos ciudadanos son asunto del la ciudad, esto lo deberían saber los regidores y magistrados para que busquen soluciones efectivas, nadie puede eximir sus bienes del cuidado y jurisdicción de la autonomía ciudadana.

Todas las personas deben trabajar para poder llevar a sus hogares comida, vestidos, leña etc. todo lo que conlleva al mantenimiento del cuerpo humano, por eso “cada uno coma pan adquirido por su trabajo”.

Se ha de tener consideración con la edad y la salud, pero con la precaución de no ser engañados, para ello habrá revisiones médicas y quien engañe será castigado. A los indígenas se les instruirá para realizar algún oficio, cavar, sacar agua.... Para los que malgastaron su fortuna en juegos, rameras, gula...se les dará los trabajos más molestos para que reciban escarmiento.

Los que tengan buena salud estando en el hospital se les mandará al trabajo. No se ha de consentir a los ciegos que anden ociosos, para ellos también hay trabajos, en la música, cantos, cestillas.... la pereza y holgazanería, y no el efecto físico, es lo que hacen decir que no se puede hacer nada. A los privados de razón, se ha de procurar con el mayor afán que la mente esté sana, se ha averiguar el motivo de su locura, para ellos se les propinará los remedios adecuados. Los mendigos inválidos que no cupiesen en los hospitales, se establecerían casas suficientes para acogerlos.

En cuanto a los niños, las madres están obligadas a criarlos hasta los 6 años, después han de llevarlos a las escuelas, para que sean educados con ejemplaridad y buenas costumbres. Los niños aprenderán a vivir en sobriedad, aseo y pureza, no serán acostumbrados a regalos. Aprenderán a leer y escribir la piedad cristiana y a formar juicios rectos de las cosas. Las niñas aprenderán las letras, a mejorar las costumbres, las sanas opiniones, a hilar, coser, bordar, gobernar la cocina, templanza, afabilidad y lo más importante a guardar la castidad.

En las escuelas retendrán a los niños más dotados para que lleguen a ser maestros, los demás pasarán a otras profesiones manuales, todos ellos formados en una buena y recta educación.

Bibliografía:

http://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=2816936

http://www.icei.uchile.cl/comunicacionymedios/pdf/17/pobreza_maria_jose_rubio_cym_17.pdf


Þ Preconizó el empleo de las experiencias y de la razón.

Þ tuvo como una de sus preocupaciones fundamentales “el bien obrar” fundada en las motivaciones religiosas y en el conocimiento racional.

Þ precursor de la pedagogía, de la psicología y del Trabajo Social.

Þ Se preocupo por los pobres y desamparados

Þ Propuso formas de ayuda desde las organizaciones gubernamentales.

El tratado del Socorro de los Pobres, esta dedicado a los burgomaestres y al Senado de Brujas (su pueblo). Se divide en dos libros.

1º Da una fundamentación teológica y filosófica de la ayuda a los necesitados explicando previamente el origen de la necesidad y miseria del hombre.

Se refiere a la conveniencia y al modo en que la colectividad y sus gobernantes, deben preocuparse de los necesitados explicando, asimismo, el modos operandi de esa acción social.

(Historia del trabajo Social, Ezequiel Ander Egg.)

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